Primeramente quiero dejar claro que Constancia y yo nos llevamos fatal en cuanto a lo que a deporte y ejercicio se refiere. Si, son varios los gimnasios enriquecidos con mi matrícula y pago anticipado de varios meses (porque como voy a ir todos los meses me sale más barato así) que se regocijan cuando descubren que soy una de esas personas con total falta de voluntad atlética que han pagado, en un arrebato de entusiasmo, para finalmente no ir.
Pues bien, ahora he cambiado mi estrategia y me estoy apuntando a actividades que duran solo un par de meses, porque se que es lo máximo que voy a aguantar. Mi filón de actividades: Los institutos.
Aquí casi todos los institutos de la zona ofrecen actividades extraescolares abiertas al público general, así que tras seleccionar el que me queda mas cerca del trabajo allí me fui el día de las inscripciones. Llegué pronto, una media hora antes del comienzo del registro, sin embargo, llegué mas tarde que las 150 personas que tenía delante de mí, vaya.
Tras una hora de cola, coger turno, otra cola, sentarte a esperar, ….. por fin llegué a las amables señoras que entregaban los papeles de registro, mi selección: Weight training for woman, en cristiano, entrenamiento de peso para mujeres. ¿Que porque esa selección? Pues porque estamos en Abril y la operación bikini ha comenzado, está claro!!. En fin, rellené mi papelito, hice mi pago y listo, ya estaba inscrita en mi clase.
El día 6 de Abril empezaron las clases, yo y mi colchoneta de yoga (que tenía desde hacía unos 6 meses esperando su momento de gloria) nos fuimos a la primera clase de Entrenamiento de Peso. La clase se da en la sala de máquinas del instituto, repletita de esos cacharros infernales inspirados en aparatos de tortura de la Inquisición. La profesora, una señora encantadora de unos ……….. ¿50 años? Nos empieza a explicar el funcionamiento de cada aparato, que músculos vamos a fortalecer con cada uno de ellos, cuantas repeticiones, cuantos “pesos”, etc. Ahí tuve mi primera sinápsis cerebral, una neurona le dijo a otra, anda “peso”………como el título de la clase. Todas hicimos innumerables repeticiones con todos esos aparatos y mientras la profesora, disfrutando de nuestro sufrimiento, decía: tu ponte mas “peso”, tu si tienes mal las rodillas usa menos “peso” en esta máquina. Más sinápsis. Y llegó la segunda parte de la clase: Chicas, ir atrás y agarrar dos “pesos” de 3 o de 5 libras. ¿Cómo? Ahí el “no me lo puedo creer” combatía con el “pues va a ser que si”. Entrenamiento de peso no era la esperada operación bikini, vamos a hacer ejercicios centrados en perder peso …….es ponte cachitas levantando pesos!!!!!
Tras ese momento de iluminación, y después de decidir que por supuesto a mis compañeras de clase no les iba a hablar de mi lapsus lingüístico, he seguido yendo a mis clases dos días a la semana (salvo un día que no me podía mover de las agujetas tan tremendas que tenía). Si Constancia se mantiene a mi lado, en mes y medio terminaré mis clases pesando lo mismo, pero siendo mas fuerte!!
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